Deja caer suavemente la mirada…
las mejillas arreboladas van contrastando con el frío del cristal… ¡Está
pensando en él!... y el recuerdo de sus besos perduran… y se enmudece el
ambiente… y se tiñe de colores la noche… y dulces emociones enarbolan la
bandera del amor… del confín… de la placidez de su vida que hoy se le antoja
tan vacía… tan sola… mientras el rojo carmesí de sus labios arrugados por los
años dejan percibir el temblor de su soledad… en la agonía de la espera
constante de aquél que un día le prometiera despertar cada día entre sus
sábanas de seda… frías por la ausencia y frías por la soledad de una sola piel
encorvada por la melancolía… ¡como la novia del mar!... mientras sus ojitos
envueltos en ternura entrecerrados por el ayer muestran ese destello que nace
de su alma… un suspiro se escapa de su pecho y lentamente cual gotas cuajadas
de rocío se humedece la mirada…
¡ya no tiene dolor!... ¡ya no tiene
esperanza!... ya el amor se le escapó por la ventana y la dejó como ese mar en
calma tan plácida y lejana como sus mismos pensamientos… como si la soledad
pesara… como si nunca hubiera nacido para el amor… y su corazón cubierto de
parches solo late acompasado… solo late por el simple hecho de existir…
melancolía total… ¡quizás la lluvia la llena de melancolía y añoranzas!... quizás
la lluvia le trae el recuerdo de aquéllos momentos en donde era feliz… está
lloviendo afuera… y está lloviendo dentro de su ser… ella… quien, cual nítida
estrella un día fue luz… un día fue amor… élla, la que viajó al universo con
sus alas de mariposa hoy… hoy siente que poco a poco va dejando el polvo de la
vida y se estanca en la plenitud… y su otoño se vuelve seco… y su otoño se
vuelve oscuridad… deja caer suavemente la mirada ya no hay arrebol en su mirada…
ya no hay anhelos… ya no hay sueños… solamente la lluvia y el tic tac del reloj
le acompañan en su silencio y soledad… ella… la mujer que supo amar…
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